jueves, 11 de febrero de 2010

Mis cuentos ( España )

Mi amigo el gordito:
Hace un par de años que en nuestra pandilla tenemos una amiga que es... pues un poco subida de peso, pero a pesar de eso, no le importa, no tiene complejo alguno, es mas viste como le gusta, si se tiene que poner una falda o un pantalón corto se lo pone, o si vamos ala playa no le importa ponerse un bikini.

Hablando de la playa, un día estábamos todos juntos echando la tarde en la playa, y cuando fuimos unas cuantas de nosotras a el agua, ella también vino, y pues ya había un grupo de chicas dentro del agua que no conocíamos de nada, y empezaron a cuchichear, lo típico, mira esa, mira la gorda, mira como se puede poner un bikini, que asco de carnes y blah, blah, blah... Y Soraya, que es así como se llama nuestra amiga la gordita, no se lo pensó dos veces, se acercó a ellas y les dijo: mas quisierais vosotras ser un poco como yo soy, que no me da por hablar de nadie por su aspecto físico, y mucho menos sin conocerle.

Y tanto las que estábamos en el agua como los que aun seguían en la sombrilla empezamos a aplaudirle! jaja que buena tarde aquella, que bien nos lo pasamos, supo enfrentarlas sin miedo.

Con ella decir que estar gordo no es un complejo, y que como Soraya se puede seguir haciendo tu vida normal, y hacer lo mismo que una persona delgada, solo que cuidándose un poquito más.

Mi amiga es anoréxica:
Mi amiga... si, Sara. Hace un año ya, vino a mi pidiéndome ayuda, ya todos los amigos la habíamos notado algo rara.. llevaba un par de meses que adelgazaba muy rápido, no comía en los recreos, y eso que ella es delgada, por que solo pesaba 55 kilos, me pidió ayuda, a mi, que no tengo ni idea. Me llamó llorando me decía que se moría que no podía mas, que necesitaba ayuda, le pregunte que dónde estaba y en 10 minutos me planté en su casa.

Llegué, me llevó a su cuarto, nos sentamos en la cama, me cogió de las manos y empezamos a hablar. Me decía que se arrepentía de haber empezado este tonto juego, que no quería volver vomitar, que no se quería volver a dar asco al mirarse al espejo, que quería ser una chica normal, que no quería estropear su juventud, que no sabía como había llegado a entrar en ese mundo, que solo tenia 16 años... ¡que quería tener una vida sana!

No paró de llorar desde que empezó a contármelo, y yo junto a ella. Le pregunté si su madre sabía de todo esto, y me dijo que posiblemente se lo imaginaba ya que no comía desde hacía un par de meses. Así que cogió aire, y con la misma voluntad con la que me lo contó a mi, se lo contó a su madre, ella le abrazó y fue un momento bastante emotivo... las dos lloraban juntas.

Esa misma tarde me prometió que haría lo imposible por conseguir salir de esa locura en la que se había metido. Dos días mas tarde fuimos al centro de salud, ella, su madre y yo, allí ella explicó todo lo que le pasaba y lo que sentía, al igual que días antes lo hizo conmigo y con su madre, allá la informaron de todo, y desde ese momento juró que saldría de ahí.

Ya hace un año de aquella tortura, ahora tiene novio, que la cuida y la respeta tal y como es, ahora es feliz, y no ahí día que pase que me de las gracias por ayudarla, por haberla hecho sonreír y valorarse de nuevo.

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