lunes, 1 de febrero de 2010

Trastornos Alimentarios


“La esperanza es lo último a perderse”

Conocí a Aurora cuando tenía 15 años.
Aurora se sentía muy diferente de las otras chicas. Tenía uno de los problemas más comunes, asociado al estilo de la vida actual: exceso de peso u obesidad. Tenía una imagen negativa de su cuerpo, un problema grave para muchas mujeres jóvenes obesas. Eso conduce a una inseguridad extrema y a un malestar en ciertas situaciones sociales, sobretodo en la escuela.
A Aurora la tomaban el pelo casi todos los días en la escuela. Mi corazón se quedaba destrozado. Yo tentaba protegerla, pero nada cambiaba. Se sentía muy mal y avergonzada. Se puede decir que yo era su única amiga en esta vida cruel.
Todas las personas tienen un sueño en su vida. Ella tal como yo, deseaba ser modelo profesional en Nueva York, pero era casi imposible para ella. Entonces, decidí ayudarla a poner una sonrisa en la cara, que es una de las cosas que más me gusta hacer en mi vida. Los amigos y familiares son muy importantes para dar apoyo y ayudar a enfrentar importantes cambios en la vida.
Una tarde, después de la clase de educación física, la única que le causaba más dolor, me contó su sueño y me quedé sorprendida. Me saltaron las lágrimas, porque teníamos el mismo sueño. Intenté ayudarla. Un día fui con ella al nutricionista y le dijo que uno de los factores más importantes en el aumento de peso es el estilo de vida sedentario. Actualmente las personas son mucho menos activas que en el pasado. Las personas aumentan de peso cuando el cuerpo recibe más calorías de las que quema. Estas calorías adicionales se almacenan como grasa.
Ella comía muchos dulces y bollos en proporciones exageradas, o sea, con muchas calorías. Le recetó un régimen.
Aurora me prometió que lo iría cumplir, por su sueño. De momento pesaba 78 quilos con 15 años, lo que era muy grave para su salud. Pasaron 3 años y con mucho sacrificio y fuerza de voluntad, lo logró, dejándome la persona más feliz del mundo. Ahora pesa 48 quilos. ¡Está guapísima! ¡Parecía que había hecho muchas intervenciones quirúrgicas! Ya con 18 años y con la enseñanza secundaria hecha, se marchó conmigo a Nueva York buscando otra realidad. En primer lugar fuimos a una agencia de moda para hacernos el “book” y lo logramos con éxito. Un mes después ya trabajábamos juntas, para alegría suya, como modelos mundiales.
Yo creo que todo el mundo debía seguir su vocación porque es así que la vida tiene sentido. Por más que nos sintamos despreciados, debilitados y tristes con la vida, hay siempre una luz en el fondo del túnel. Con esto os quiero decir que la esperanza es lo último a perderse.

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